Quiero asomarme y verte, no me digas quién eres ni dónde estoy, tus colores te delatan y en mi pupila quedan impresionados con fuerza. Nunca pensé que vería nada igual, texturas rugosas que sobresalen, azules que pugnan con gran fuerza y rivalizan. La arquitectura se dibuja limpia, sencilla y pura para no resaltar de la maravillosa arquitectura natural que lo inunda todo. Reina la paz y la tranquilidad, con la única música del viento que nos acaricia y surca nuestro rostro. La vida brota protegida entre sus rocas, bebiendo el agua almacenada en sus entrañas. Dibuja desde el aire semicírculos perfectos, que bien podrían recordarnos las escamas de un extraordinario pez o las dunas del mejor desierto. Miro a través de las ventanas naturales, que me dejan ver las profundidades de esta tierra única.Tengo los pies en el suelo y sin embargo las nubes sobrevuelan muy cerca.Busco reflejos, los encuentro y me recreo con sus formas que causan en mí un dulce mareo.

                                                                                                                                    (texto por M. Ruiz)